La cultura rumana pertenece geográficamente al Este europeo, pero presenta una configuración única en la zona, siendo el rumano el único pueblo de origen latino y de lengua románica en una región donde todos los vecinos son eslavos o húngaros. A diferencia de los polacos y húngaros, los rumanos son ortodoxos, igual que los serbios, rusos o griegos, pero en Transilvania existen importantes comunidades católicas. Rumanía tiene una historia larga y complicada, pero a la vez fascinante y cosmopolita, por haber estado siempre en la encrucijada de varias olas migratorias, de guerras y de imperios, y por haber mantenido siempre, a pesar de todas las vicisitudes históricas, su identidad, establecida al principio del primer milenio, después de la conquista romana. En resumen, esta identidad se debe a una mezcla, propia de muchos pueblos integrados en el Imperio Romano, entre un sustrato autóctono (en el caso rumano los dacios o getas, tribus traciaos) y el elemento romano. A este sustrato se añade, a lo largo de todo el primer milenio de la era cristiana, la influencia de las migraciones, sobre todo eslavas.
Los encuentros entre la civilización ibérica y la del territorio que hoy llamamos Rumanía son sorprendentes, empezando por Trajano, el primer emperador romano no nacido en Roma, de origen hispano, a quien los rumanos consideran su más ilustre antepasado. La influencia profunda que dejaron los otomanos en los tres siglos de dominación en la zona (aunque las provincias rumanas no fueron conquistadas, sí fueron dominadas de una manera autoritaria por la corte de Estambul hasta el principio del siglo XIX), se puede comparar, hasta cierto punto, con la influencia del mundo musulman en España. Igualmente, la influencia cultural de Francia, en lo político y en lo social, a partir del siglo XIX, se manifestó tanto en España como en Rumanía.
«…la aparición del pueblo rumano es un hecho hispánico, una prefiguración de las grandes empresas españolas, es, como dijo una vez Ramón de Basterra, obra de Trajano. El fondo espiritual románico se conserva en formas más fecundas y más duraderas, especialmente en su aspecto lingüístico, en los dos extremos de la romanidad, es decir en la Península Ibérica y en la región transdanubiana. Durante siglos, los dos pueblos tienen que hacer frente a las marea continua provocada por la invasión de los bárbaros. Los dos defienden al mundo europeo del peligro musulman y en los dos el contacto con el mundo oriental deja el sello imborrable de una visión mágica de la vida.» (George Uscatescu, 1951)
Más sobre Rumanía:
- Lucian Boia, Romania, Borderline of Europe, Londres, Reaktion Books, 2011.
- Keith Hitchins, A Short History of Romania, Cambridge, Cambridge University Press, 2014.
- George Uscătescu, Rumanía: Pueblo, Historia, Cultura, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1951.